“Esta es la historia de una gallina de buen corazón
a la que lo que más le gustaba en la vida era hablar. Hablaba
y hablaba sin parar con todos sus vecinos de la granja. Les contaba
cosas acerca de ella misma, de sus gustos, de sus aficiones, de sus
viajes,… siempre estaba hablando, y claro, como tanto hablaba,
sólo hablaba de ella, porque nada sabía del resto de sus
amigos.
Éstos que ya la conocían, no le solían
interrumpir porque sabían que no servía de nada, y resignados
seguían escuchando todas sus historias. Ella NO escuchaba, sólo
hablaba. Era una gallina muy cotorra.
Una mañana, como tantas otras, los animales
estaban haciendo sus labores mientras escuchaban a su cotorra vecina
contándoles las peripecias que había tenido que pasar
el día anterior, cuando fue a la granja de sus primas a conocer
a sus preciosos hijitos recién nacidos y bla, bla, bla,…Mientras
hablaba iba paseándose por entre sus vecinos, yendo y viniendo
sin fijarse en nada más que en su propia conversación.
De pronto, el perro guardián de la granja le
dijo:
- Espere, amiga, espere,…
Pero ella, sin inmutarse seguía hablando. El perro insistía:
- Pero, mire, doña Clo...
Ella, un poco molesta, le miró, pero sin dejar de hablar.
- Verá, es que…-seguía el perro.
- Oiga, no me interrumpa, por favor, espere a que termine.
No había terminado de decir esto, cuando su vestido se enganchó con una punta que sobresalía de la vieja valla de madera que rodeaba la granja y se rasgó de arriba aabajo.
- ¡¡¡OH!!! Qué horror. Dios mío, mi vestido nuevo – dijo la gallina.
- Cuánto lo siento, - dijo el perro -, yo estaba intentando avisarle que tuviera cuidado con esa punta, pero como usted no deja de hablar ni un momento…
- Espere, amiga, espere,…
Pero ella, sin inmutarse seguía hablando. El perro insistía:
- Pero, mire, doña Clo...
Ella, un poco molesta, le miró, pero sin dejar de hablar.
- Verá, es que…-seguía el perro.
- Oiga, no me interrumpa, por favor, espere a que termine.
No había terminado de decir esto, cuando su vestido se enganchó con una punta que sobresalía de la vieja valla de madera que rodeaba la granja y se rasgó de arriba aabajo.
- ¡¡¡OH!!! Qué horror. Dios mío, mi vestido nuevo – dijo la gallina.
- Cuánto lo siento, - dijo el perro -, yo estaba intentando avisarle que tuviera cuidado con esa punta, pero como usted no deja de hablar ni un momento…
La gallina cotorra se sintió tan avergonzada
que se fue sin decir nada a su gallinero, donde en silencio pensó
en lo ocurrido y en todas las cosas que se perdía por NO ESCUCHAR
a los demás.
Desde entonces, hizo firme propósito de HABLAR MENOS Y ESCUCHAR MÁS.”
Desde entonces, hizo firme propósito de HABLAR MENOS Y ESCUCHAR MÁS.”
ACTIVIDAD:
- Pintar una ficha donde aparezca una gallina.
- ¿Qué le sucedió a la gallina por no escuchar a su amigo el perro?
- ¿Qué prenda de vestir se rompe la gallina?
- Escenificación del cuento.
- Pensamos en lo ocurrido en el cuento. ¿Nos ha pasado alguna vez algo parecido?
- ¿Qué cosas nos perdemos si no escuchamos a los demás?
http://www.mariacorredentora.org/novedades/pastoral/c_pastoral3.htm
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