El calor
El calor es una forma de energía
llamada energía calorífica o térmica; mientras más cantidad de energía
calorífica tenga un cuerpo, más caliente estará.
El calor
puede pasar o transferirse de un objeto o espacio a otro, de tres maneras
distintas:
- Por conducción: cuando llega a un sólido, por ejemplo, al calentar una olla en la estufa.
- Por convección: cuando se calienta un "aire" o un gas; por ejemplo, al utilizar una secadora de pelo.
- Por radiación: cuando viaja por el espacio en forma de ondas, por ejemplo, la radiación que llega de Sol.
Existen
materiales que transfieren mejor el calor que otros por lo que se dice que son
buenos conductores de calor; mientras que otros, por no conducirlo bien se les
llama aislantes de calor o aislantes térmicos.
Casi todos
los utensilios que se usan para cocinar los alimentos o calentarlos están
hechos con metales o cerámica, que son buenos conductores; mientras que los
mangos de las ollas o sartenes contienen materiales aislantes, para evitar que
se calienten demasiado y puedan ser manipulados.
Además de
calentar algunos materiales, el calor también produce otros efectos en las
cosas. El calor hace que los metales, líquidos y los gases cambien.
Algunos
metales cuando se calientan, se dilatan, es decir, se hacen un poco más grandes
y al enfriarse se contraen regresando a su tamaño.
Por esa razón
las vías del tren nunca están pegadas unas con otras; cuando las instalan
siempre dejan un pequeño espacio entre cada una de ellas, previniendo que el
calor del Sol las va a dilatar.
De igual
manera, cuando colocan el concreto en algunas banquetas, lo hacen formando
cuadros y dejando un espacio entre ellos, para que cuando se calienten y se
dilaten, no se fracture el piso.
Los
líquidos y gases, aunque casi no se nota, también se dilatan o expanden como
consecuencia del calor.
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